Saber escuchar

Hace unos días estaba leyendo un artículo acerca de la comunicación y me llamó mucho la atención una frase que encontré en uno de sus párrafos, la cual decía así: “Aprender a escuchar me hace más sabio al hablar”.

Cuánta razón tiene el escritor de esta frase, sobre todo si reconocemos que la mayoría de nosotros —y sobre todo los hombres— sencillamente oímos, pero no escuchamos. Escuchar va más allá que simplemente oír lo que nos hablan.

Dios nos diseñó anatómicamente con dos orejas y una boca, lo que me hace pensar que debemos escuchar el doble de lo que hablamos.

De acuerdo con la Real Academia Española escuchar significa “prestar atención a lo que se oye”; en otras palabras, debemos conectar los oídos y el cerebro para poner atención y analizar lo que nos dicen, para que con esa información podamos tomar decisiones.

Pero ¿por qué hablamos acerca de saber escuchar?

El problema es que desde niños en nuestras casas y en la escuela nos enseñaron a hablar, pero nunca a escuchar; y en el proceso de crecer y tomar decisiones muchas veces nos hemos equivocado porque no sabemos recibir consejo o no hemos entendido los planes que Dios tiene para nuestra vida, todo por no escuchar correctamente.

Para los hombres que estamos casados es complicado escuchar detenidamente cuando nuestra esposa nos habla. Esto provoca que tengamos problemas de comunicación en el matrimonio. Es importante que detengamos todo lo demás que estemos haciendo y pongamos atención a lo que nuestra pareja nos dice o sugiere. Recuerda que Dios también te puede hablar por medio de ella. ¿Cómo podrías escuchar a Dios, a quien no ves, sino sabes escuchar a las personas a quienes sí ves?

Escuchar es un arte y como todo arte necesitas perfeccionarlo por medio de la práctica constante. Es un trabajo de todos los días.

Hay un refrán popular que dice: “El que no escucha consejo no llega a viejo”, pero la Biblia lo dice de la siguiente manera en Proverbios 19:20: “Escucha el consejo y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez”.

Escucha activa y escucha pasiva

Cuando en una conversación tenemos la habilidad de entablar un diálogo y entender los pensamientos de la otra persona, y adicionalmente podemos desarrollar una posición empática acerca de los sentimientos del interlocutor, es porque estamos teniendo una posición de escucha activa.

Por el contrario, cuando nuestra atención se ve disminuida por falta de contacto visual con nuestro interlocutor, nos conformamos con lo que oímos y no indagamos más acerca de lo que la otra persona piensa y siente, o si nuestra mente divaga con pensamientos ajenos a la conversación que tenemos, todo esto quiere decir que estamos asumiendo una posición de escucha pasiva. 

Definitivamente, tener una escucha activa nos llevará a sacar conclusiones acertadas y no percepciones equivocadas. Recordemos que uno de los ingredientes principales que generan una comunicación asertiva es escuchar de forma activa.

Cómo tener una escucha activa

  1. No te distraigas. Enfócate en la conversación, haz contacto visual con tu interlocutor.
  2. No asumas. Si no has entendido el mensaje principal de la conversación, mejor pregunta.
  3. Evita interrumpir a tu interlocutor a menos que sea sumamente necesario.
  4. No emitas un juicio antes de que la historia que te cuenten haya sido finalizada.
  5. Haz un resumen de la idea central de lo que han conversado para confirmar que entendiste correctamente el mensaje transmitido.

¿Cómo sé que estoy escuchando correctamente?

Cuando pongas en práctica el arte de escuchar te darás cuenta de que poco a poco cambiarán tus actitudes al conversar. Empezarás a leer mas allá de las palabras y a comprender mas allá de lo que escuchas.

Te sorprenderás al darte cuenta de que, cada vez que escuchabas, al mismo tiempo estabas aprendiendo; y, por consiguiente, tu forma de pensar y de actuar también ha tenido cambios positivos.

Una persona que ha desarrollado la habilidad de escuchar siempre tendrá personas a su alrededor que estén dispuestas a tomarse un tiempo para escucharla; porque seguramente siempre tendrá algo bueno o interesante que decir.

Quiero compartir contigo cinco beneficios que son consecuencia de aprender el arte de escuchar:

  1. Entenderás los pensamientos, los planes o aquello que la persona que te hable quiere transmitirte.
  2. Al escuchar un plan y analizarlo podrás alcanzar tus metas de mejor manera.
  3. Podrás tomar buenas decisiones.
  4. Te ganarás el derecho a ser escuchado.
  5. Mejorarás la comunicación con tu pareja, con quienes te rodean y con Dios.

Todos queremos ser exitosos en aquello que emprendemos, pero debemos entender que muchas veces el éxito comienza con practicar el arte de escuchar porque la sabiduría no se obtiene al hablar, sino al escuchar.

David García