Dios sanó mi corazón

Un vaso sin agua representa un objeto en reposo, sin cumplir propósito alguno, ocupando un espacio, ya sea en un estante, un cajón o una alacena de la cocina. Cuando a ese vaso se le vierte algún líquido, comienza un proceso de llenado, cumpliendo así, su propósito como contenedor.

Este puede ser el ejemplo perfecto para describir lo que estaba ocurriendo en mí y la relacion con mi esposa y mi  hijos.  Sucedía que de repente pasaba de sentirme lleno con ella a sentir que me faltaba algo, pero no era capáz de identificar qué era.

Aunque estaba rodeado del amor de mi esposa y de mis hijos y mis amigos, me sentía como ese vaso sin contenido, con una sensación de vacío en el fondo de mi ser, algo que no se llenaba, una extraña sensación que te hace creer que te falta todo, aunque solo sea una ilusión, una mala jugada de la mente. Había personas a mi alrededor, pero nada ni nadie comprendía lo que sientía, ni conocía lo que yo había vivido desde niño.

Por momentos me sentí pleno con ganas de vivir y con la fortaleza para enfrentar lo que fuese, pero en otras ocasiones, parecía que se bajaba la carga de la batería y solo veía la vida en escala de grises.

Cada día nos enfrentamos a situaciones en nuestra vida que pueden ir dejando agujeros en nuestro corazón. Y sin importar la razón de este extraño suceso, quiero decirte que hay una salida de este agujero negro emocional y esa salida es Dios. Él me transformó, renovó  y restauró. Es el mejor cirujano que pudo sanar mi corazón y devolvió esa sonrisa en mi.

Me encanta la relacion que actualmente llevo con mi esposa. Hay momentos  en que hablamos de puro Amor y otras que hablamos seriamente. Tenemos momentos pervertidos y románticos, pero tambien somos los mejores amigos y complices. Hay momentos en los que nos convertimos en la pereja perfecta porque sabemos que nos amamos tal como somos el uno al otro, dando todo de nuestra parte.

Mi corazón ha sido restaurado y llevo una relación de amor y confianza con mis hijos, a pesar de la distancia con mi hijo mayor, que se encuentra en su asiganacion pastoral en Cancún Mexico nos consideramos buenos amigos y la relación con mis dos hijas muy bien.

Dios nos mira con profundo amor y nos espera con agrado para abrazarnos, darnos fé, ánimo y nuevas fuerzas para enfrentarnos a lo que sea, pero ahora, tomados de Su mano.

Así que la próxima vez que no sepas que hacer ni cómo solucionar algo; o cuando te sientas como un vaso vacío en tu matrimonio, recuerda que Dios estará ahí para escucharte, consolarte, amarte y ayudarte a continuar pero ahora con Su compañía y Sus fuerzas.

Salmos 51:10-12 (PDT) dice: ¨Dios mío, crea en mí un corazón limpio.
Una vez más quiero ser fiel en mí espíritu.  No me alejes de ti; ni me quites     tu Santo EspírituHazme sentir de nuevo la alegría de tu salvación;
y que me sostenga tu Espíritu que me guía.

¡Te bendigo!

Por César Ramón