Nacimos el uno para el otro
En Génesis 2.18 Dios dijo que no es bueno que el hombre esté solo, por lo que hizo una ayuda ideal para él. Esas palabras resaltan la importancia de la mujer en la vida del varón. La soledad no era buena para Adán, por eso Dios creó a Eva: para que tuviera un vínculo perfecto con él.
Dirigir y mantener una familia no es fácil y es ahí donde entra la esposa para minorar la carga. Pablo, en 1 Corintios 11:9, dice que la mujer fue creada para el hombre y a causa del hombre. Muchas adversidades pueden venir en el camino de un hombre y si no tiene una esposa que le dé ánimo, ¿de dónde lo obtendrá?
Luego Dios los bendijo con estas palabras: “Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella”. Más clara no puede ser la Biblia. Los hijos son herencia de Jehová. El Señor nos ha dado deseos sexuales sanos. Hebreos 13:4 dice: “Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla”. Dios quiere que seamos satisfactorios dentro del matrimonio, pero los deseos de la intimidad también son emocionales, mentales y espirituales. Todos podemos tener grandes amigos, pero nunca jamas deben tomar el lugar de un esposo o de una esposa. Dios siempre quiere que el hombre y la mujer tengan un compañero a traves de la vida y esa es la razón por la cual instituyó el matrimonio.
Aunque no siempre es el caso, es común que los hombres casados se vuelvan más gentiles, sensibles y bondadosos porque después de casarse las mujeres suelen influenciar en ellos para que mejoren día con día. Dios es la fuente verdadera de amor.
En un matrimonio cristiano el esposo siempre debe pedir la guianza de Dios y con ella guiar a su esposa y a sus hijos. Asimismo, la esposa como su ayudante debe enseñar a los hijos a honrarlos como padres y entre ambos criarlos y guiarlos a amar al Señor por sobre todas las cosas. Que nuestro matrimonio sirva para inspirar a muchos otros matrimonios a dejarse guiar por nuestro Padre.
Mynor Aguilar
Líder en la red de Matrimonios jóvenes
Casa de Dios