Exceso de equipaje

Conocer nuevos lugares, probar comida diferente y estar en contacto con nuevas culturas es lo que hacemos cuando viajamos; por eso, para muchos, viajar es una terapia. Pero, para otros, puede generar ansiedad ya sea a los aviones, a las colas en los aeropuertos, a los atrasos en los vuelos, a la posibilidad de perder el vuelo, entre otras.

Y no olvidemos el estrés que genera el peso en las maletas; si tú eres mujer, me entiendes de lo que estoy hablando. Uno se vuelve experto en acomodar las compras en la maleta, y una vez se ha logrado, viene la hora de la verdad… pesar la maleta. Y no digamos las maratones que muchos hacen para no perder sus vuelos; parecen atletas profesionales corriendo para llegar a la puerta de embarque. ¿Te identificas con alguna de esas aventuras?

La vida matrimonial se asemeja a un viaje. Uno toma la decisión de emprender una vida con alguien al cual uno ama. A diferencia de la mayoría de los viajes en donde hay un boleto con fecha de ida y otra de regreso, en el matrimonio no es así. Uno emprende esa aventura creyendo y esperando que dure toda la vida. Pero muchas veces termina antes, y eso es muy doloroso.

El día de la boda, no solo nos llevamos el equipaje que usaremos en la luna de miel, el de las cosas personales, sino también hacemos una maleta llena de sueños, expectativas y recuerdos, pero también de temores y heridas no sanadas del pasado, las cuales en algún momento pueden llegar a afectar la relación. Y así como en el aeropuerto te cobran por llevar exceso de equipaje, en la relación también, solo que la factura a pagar puede tener consecuencias muy fuertes.

La falta de perdón, el miedo al abandono, al rechazo, a la traición, a la humillación, entre otras, son heridas emocionales de la infancia que pueden afectar las relaciones de pareja, causando problemas de confianza y dependencia emocional, entre otros. Estas experiencias tan dolorosas deben tratarse de manera apropiada; el no hacerlo, puede afectar la vida emocional y generar sentimientos de culpa, aislamiento, soledad, rencores, desconfianza y agresividad en la relación.

Es importante reconocer qué heridas tenemos todavía y de esa manera, ir avanzando en la sanidad. La Palabra de Dios nos enseña varias acciones para sanar heridas emocionales, como el perdonar, el amar a los demás y dejar de meterle peso extra a la maleta de la mente con las ofensas, no solo del pasado sino también las presentes. Es importante dejar que Dios se involucre en este proceso; su Palabra en Salmo 147:3 dice: El sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas. En las manos de Dios cualquier herida queda sana, Él es un sanador por naturaleza, y en su gracia, ofrece restauración.

Dios tiene un propósito para tu matrimonio. En algunas ocasiones, las pruebas y los desafíos permiten que ambos cónyuges maduren en su fe y en su relación, aprendiendo a depender más de Dios.

Hoy es un buen momento para que revisen su maleta emocional y saquen todo aquello que les afecta y les detiene en el avance de su relación. Y podrán seguir este viaje tan hermoso que es el matrimonio, sin cobros extras por exceso de equipaje.

Por Vanessa Benecke