A través del tiempo —y luego de
analizar el asunto con nuestra mente humana— en nuestro proceso de restauración
matrimonial mi esposa y yo hemos comprendido que el poder sobrenatural de Dios
y su infinita misericordia son lo que una pareja necesita para salir adelante a
pesar de cualquier situación.
Pero por otro, en los últimos dos
años hemos visto el matrimonio desde la perspectiva psicológica. Hemos adquirido
muchas herramientas en el Instituto Mejora y hemos continuado formándonos con la
ayuda de especialistas del Instituto Gottmann. Esto nos ha demostrado que hay
esperanza porque en un 85% de los casos la relación se puede rescatar. ¡Sí se
puede!
Nuestra fe se fortalece mucho más en
el Señor. Divorciarnos fue como atravesar un desierto, pero luego, al restaurar
nuestro hogar, nos dimos cuenta de que todo eso fue parte de nuestro proceso
para entender que las parejas pueden superar cualquier situación por difícil
que parezca.
Es por esto que el matrimonio es una
aventura maravillosa, porque atraviesa por senderos altos y bajos, algo que no
puedes predecir y que cada día trae nuevos retos y nuevas sorpresas, pero sobre
todo alegrías y la satisfacción de que podemos ser un equipo con nuestra pareja
y sobreponernos a cualquier adversidad.
Es una aventura porque la historia se
escribe día a día, es una página en blanco que debemos escribir y dibujar y
cada trazo puede ser tan hermoso y especial como lo dispongamos en nuestro
corazón.
Cuando hicimos los votos en el altar dijimos
“sí” en la abundancia como en la escasez, en la salud como en la enfermedad, y
hoy en día el amor y el compromiso nos han permitido seguir juntos a pesar de
todo lo que hayamos pasado. Sentimos el firme propósito de invertir en nuestro
matrimonio.
Por eso quiero invitarte a que
permitas que Dios sea el centro de tu matrimonio e inviertas tiempo, energía y
recursos en mejorar cada día para ser esa persona que tu pareja necesita y
cumplir con el plan de Dios para tus generaciones.