Matrimonios sin destino… se salen del camino

Recalculando, recalculando… ¿A quiénes de ustedes les suena familiar esta palabra? —Claro, es lo que una aplicación de GPS muestra cuando tomamos la dirección incorrecta y automáticamente nos redirecciona y logramos llegar al destino previsto.

En pocos meses cumpliremos 23 años de casados con Ricardo, después de tantos momentos felices, así como algunos complicados. Quizá podrías preguntar: ¿Por qué siguen juntos? ¿Por qué se casaron?  Mi respuesta seguramente sería porque nos amábamos, pero también porque sabíamos que teníamos un por qué para estar juntos y un propósito de parte de Dios.

Nos conocimos en una discoteca cuando yo tenía 18 y Ricardo 21 años. No bailamos más de dos canciones, allí la dejamos, ni siquiera intercambiamos teléfonos. Años después lo vi nuevamente en Casa de Dios yo tenía 23 y el 28, pero nuevamente no era el tiempo de Dios, ya que el tenía novia. Finalmente, cuando yo tenía 25 años y el 30 años nos volvimos a encontrar en la misma Iglesia y para no hacerles larga la historia, nos hicimos novios. A los  tres meses me dio el anillo y a los cuatro meses nos casamos. Siempre pienso que ese era el tiempo correcto para unir nuestras vidas y cumplir el propósito de Dios en nuestro matrimonio.

Cuando tenemos claro nuestro propósito, nos volvemos un equipo, buscamos alcanzar juntos los objetivos.  Así como lo dice Eclesiastés 4:9-11:  Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante! Si dos se acuestan juntos, entrarán en calor; uno solo ¿cómo va a calentarse?

Ahora bien, ¿qué es propósito? Es un objetivo que se pretende alcanzar. Dios no une personas, une propósitos. Un matrimonio se enfría o se descuida cuando se pierde el por qué y acá es donde se comienza a señalar los errores del cónyuge y empiezan las interminables acusaciones de uno con el otro.

Muchas personas inician su matrimonio sin saber qué va a suceder, sin destinos, solo porque consideran que es importante casarse, muchas veces no saben las cualidades, fortalezas y virtudes, tanto propias como las de la pareja. En el matrimonio se debe trabajar juntos por ese propósito, uniendo esfuerzos para ver cumplidos los sueños y anhelos que Dios ha puesto en nuestros corazones. Cada uno debe velar por el bienestar del otro, cuidarle y ayudarle.

¿Cuál es el propósito de tu matrimonio? Si aún no lo tienen, trabajen en ello, ya que en el momento que se presenten adversidades recordarán por qué tomaron la decisión de unir sus vidas y les será un poco más fácil sobrellevar cada situación.

 

Vanessa de Benecke
Cabeza de Red
Red de Matrimonios Jóvenes